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Maxwell, expone que en 1911, dos grupos de exploradores emprendieron una misión increíble con una misma meta: ser los primeros en la historia en llegar al Polo Sur.
Uno de los grupos fue dirigido por el explorador noruego Roald Amundsen, quien tenía la intención original de ser el primero en llegar al Polo Norte, pero Robert Peary hizo la proeza antes que él, entonces cambió su meta y se dirigió al otro extremo del mundo, al Sur.
Amundsen planeó su viaje con mucho esmero, estudió los métodos de los esquimales y de otros experimentados viajeros del Ártico y determinó su mejor plan para transportar su equipo y provisiones.
El otro equipo era dirigido por Robert Falcon Scott, un oficial de la marina británica, cuya expedición fue la antítesis de Amundsen. Scott no puso suficiente atención a las necesidades que presentaría su equipo, lo cual lo llevó a pasar muchas penurias durante su viaje y llegó a la meta un mes después con su equipo exhausto, encontrando la bandera noruega que ondeaba al viento y una carta de Amundsen.
Si Usted no vive según la ley de la navegación
El viaje de este grupo al Polo fue muy malo, pero no era lo peor. El viaje de regreso fue terrible. El equipo contrajo la enfermedad del escorbuto, tenían pocos alimentos, etc. Murieron sin lograr regresar a su campamento base. Su historia se supo por que pasaron sus últimas horas escribiendo unos diarios. Algunas de las últimas palabras de Scott fueron: “Moriremos como caballeros. Creo que esto demuestra que el brío y el poder para aguantar no se ha ido de nosotros”. Scott tenía valor, pero no tenía liderazgo. Como no pudo vivir según la Ley de la Navegación, ésta acabo con él y sus compañeros.
Los seguidores necesitan líderes que puedan “navegar”, guiar eficazmente con ellos. Y cuando se enfrentan situaciones de vida o muerte, la necesidad es más que obvia. Cualquier persona puede gobernar un barco, pero se necesita de un líder para trazar la ruta. Esta es la ley de la navegación.
Los navegantes consideran el viaje que tienen por delante
Jack Welch, expresidente de la General Electric afirmó: “Un buen líder se mantiene enfocado… Controlar su rumbo es mejor que ser controlado por este”. Los líderes que “navegan”, que guían, hacen más que controlar el rumbo en el que ellos y su gente viajan. Ven mentalmente todo el viaje antes de salir del muelle. Tienen una visión de su destino, saben lo que les costará llegar allá, saben que necesitarán y a quién, en el equipo para triunfar, y reconocen los obstáculos mucho antes de que aparezcan en el horizonte.
Un líder es un individuo que ve más que los demás, ve más allá que los demás, y ve antes que los demás.
– Leroy Eims.
Cuanto más grande es la organización, tanto más capaz debe ser el líder de mirar el futuro. Esto es así por que el tamaño de la organización dificulta más las correcciones que se hacen a medio camino. Y si se cometen errores, mas personas resultarán afectadas.
Donde va el líder
Los navegantes de primera categoría siempre tienen presente que otras personas dependen de ellos y de sus capacidad de trazar un buen rumbo.
Antes de llevar a su gente a una jornada, el líder debe atravesar por un proceso a fin de que el viaje tenga la mejor oportunidad de ser exitoso:
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Los navegantes se benefician de la experiencia pasada. Cada éxito y cada fracaso pasado pueden ser una fuente de sabiduría. Los éxitos le enseñan sobre sí mismo y lo que es capaz de hacer con su dones y talentos particulares. Los fracasos señalan que tipos de malas suposiciones ha hecho y en qué han fallado sus métodos. Algunas de las ventajas de Reflexionar en ello es:
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Le da una perspectiva correcta.
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Le da una integridad emocional a sus pensamientos.
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Aumenta su confianza en la toma de decisiones.
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Clarifica la imagen completa.
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Toma una buena experiencia y la convierte en experiencia valiosa.
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Los navegantes examinan las condiciones antes de contraer compromisos. Extraer de la experiencia significa mirar internamente, examinar las condiciones significa mirar externamente. Un buen líder no planea un curso de acción sin poner mucha atención a las condiciones actuales. Sería como navegar contra la marea, o seguir el curso hacia un huracán. Los buenos navegantes analizan todo antes de realizar un compromiso con ellos o con los demás. No solo examinan los factores medibles como las finanzas, los recursos y el talento, sino también los recursos intangibles como el tiempo, la moral, el ímpetu, la cultura, etc. (Ver las Leyes de la Intuición y del Momento Oportuno).
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Los navegantes escuchan lo que otros dicen. No importa cuánto aprenda del pasado, este nunca le dirá todo lo que necesita saber sobre el presente. No importa cuan buen líder es, usted no tendrá todas las respuestas. Por eso los navegantes de primera clase reúnen información de diversas fuentes. Los líderes navegantes obtienen ideas de los miembros de su equipo de liderazgo. Hablan de con su gente para saber que está pasando al nivel de las bases y pasan algún tiempo con líderes que no son de la organización, pero que pueden ser sus mentores. Siempre piensan en términos de apoyarse en un equipo y no hacerlos solos.
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Los navegantes se aseguran que sus conclusiones representen tanto las expectativas como los hechos. El poder “navegar”, dirigir a los demás, exige al líder una actitud positiva. Usted debe tener fe que puede llevar a su gente a lo largo de toda la jornada. Si no puede hacer el viaje confiando en su mente, no podrá concretarlo en la práctica. No debe minimizar los obstáculos ni racionalizar los retos. Engañarse a sí mismo puede costarle su visión.
Uno debe tener la expectativa de que al final prevalecerá, pero además debe confrontarse con los hechos más brutales de su realidad actual.
– Jim Collins.
Trazando el rumbo con una estrategia de navegación
Pasos del Plan de Maxwell para Navegar guiando a la gente:
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Predetermine un programa de acción.
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Trace sus metas.
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Ajuste sus prioridades.
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Notifique al personal clave.
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Dé cierto tiempo a la aceptación.
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Comience a actuar.
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Espere problemas.
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Señale los buenos éxitos siempre.
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Revise su plan diariamente.
Con esto pasos, Maxwell narra cómo llevó a cabo un proyecto multimillonario de construcción de una iglesia.Termina diciendo, que:
No es el tamaño del proyecto lo que determina su aceptación, apoyo y éxito, sino el tamaño del líder.
– John C. Maxwell
Cualquiera puede gobernar un barco, pero se necesita que un líder planee la ruta. Los líderes que son buenos navegantes pueden llevar a su gente casi a cualquier parte.